jueves, 1 de diciembre de 2011

Un relato sobre viajes en el tiempo


         En la última edición del concurso de relatos se propuso como tema el de los viajes en el tiempo. Mi relato, que quedó segundo en esta ocasión, parece ir de los viajes por el continuo-espacio tiempo que podrían ser posibles para una civilización muy avanzada. Pero no. El viaje simbólico o figurado se da cuando una casualidad lleva unos extraterrestres, en pleno siglo XX, a visitar el paleolítico superior. Este es mi relato, que lleva el sencillo nombre de UFO (Unidentified Flying Object) por la nave que nos visita tras viajar por el espacio y el tiempo.

UFO

El sistema analiza el universo como un continuo espacio-tiempo. De ese modo puede detectar la presencia de anomalías pasadas, presentes y futuras. Si en algún remoto planeta surge una cultura o una civilización, analizamos su evolución. Cuando sus progresos intelectuales van parejos a sus actitudes morales la dejamos progresar. Pero si observamos que su tecnología y su ciencia se aplican con fines destructivos, que sus avances les hacen muy poderosos como potenciales enemigos, enviamos una cápsula de antimateria hacia sus coordenadas temporo-espaciales para destruirles por completo.
¿Y quiénes somos nosotros para decidir de ese modo sobre los demás culturas que existen en el cosmos?
Majestad, somos los primeros que hemos alcanzado la tecnología necesaria para constituirnos en guardianes del universo. Es lógico que aceptemos asumir ese papel, por el bien de la más antigua y más avanzada de las civilizaciones del cosmos, la nuestra.
No puedo dejar de pensar que estamos interfiriendo en los asuntos divinos...
Cuando se lanzó a la nada la minúscula partícula de peso infinito que originó el Big Bang se puso en marcha un plan inmenso. Dentro de ese plan estaba la aparición, a lo largo de miles de millones de años, de formas de vida inteligentes. Era de prever que alguna de esas formas alcanzaría tal elevado estado de desarrollo que lograría los medios para el estudio global del tiempo y del espacio. Todo lo que ha ocurrido hasta el apogeo de nuestra cultura entraba en los planes de Dios. Si nos ha dado este poder y estas posibilidades, es lógico que las utilicemos para preservar algo que es, en definitiva, obra suya.
Creo que la Cámara de Representantes debería ser informada de lo que está haciendo. No prosiga con su plan hasta la próxima reunión del Senado Imperial.
En ese caso daré la orden de detener el programa de “limpieza cósmica” hasta nuevo aviso...
Gracias, puede retirarse. Que tenga un buen día, coronel.


El Coronel Wong, jefe del Departamento de Defensa Global de la Confederación Galáctica de Orión, se sentó ante el monitor de su terminal. Introdujo su clave y elaboró una sencilla consulta sobre el continuo espacio-tiempo. Quería saber de antemano el resultado de la futura reunión. Obtuvo el informe en pocos minutos. El Senado aprobaría su programa. Pero impondría una condición. Antes de enviar ninguna cápsula de antimateria una comisión visitaría el sistema planetario para evaluar la certeza sobre el riesgo tecnológico o bélico de la civilización potencialmente exterminable.


Pocos días más tarde partía la primera expedición evaluadora. Se dirigían a un lejano planeta, situado en la zona exterior de una pequeña galaxia en espiral. En ese planeta un pueblo había progresado de forma considerable, de acuerdo con los datos ofrecidos por el sistema de análisis. Dotados de conocimientos científicos considerables, de un notable dominio matemático y de un lenguaje propio que les permitía, por ejemplo, denominar a su galaxia como “La vía Láctea”, sus habitantes eran capaces de contar el tiempo basándose en los ciclos de rotación de su planeta alrededor de una pequeña estrella a la que llamaban Sol. Hacia el tiempo designado allí como el vigésimo siglo descubrieron el poder de la fusión nuclear. Aunque ridículos comparados con las cápsulas de antimateria desarrollaron unos ingenios explosivos de gran potencia e hicieron numerosos ensayos con ellos. Pero, y eso era una clara señal de peligro, los utilizaron en un breve espacio de tiempo sobre dos ciudades, con efectos devastadores. Los informes eran muy claros: los habitantes de aquel lejano planeta conocían el modo de elaborar armas de destrucción masiva de considerable potencia. Y si bien era cierto que su incomprensible actitud de constante trifulca interna les hacia por el momento enemigos poco dignos de consideración, cabía la posibilidad de que algún día lograsen ponerse de acuerdo y dirigir hacia el exterior su agresividad. Y al ritmo que progresaban sus conocimientos tecnológicos podrían con el tiempo disponer de naves para viajar por el universo. ¿Cómo actuarían entonces al descubrir otros mundos habitados dotados de abundantes recursos naturales y riquezas?


El viaje por el exterior del continuo espacio-tiempo era sencillo y rápido. Pero cuando se visitaba por vez primera un nuevo lugar del universo no era fácil precisar las coordenadas exactas del punto de llegada. Por ello, y por la existencia en aquel planeta de una densa atmósfera que podría suponer un riesgo a altas velocidades decidieron regresar al continuo a baja velocidad y ya cerca de la superficie.

¡Mire, capitán! ¡Esta cubierto de agua!
Es cierto. Todo lo que se ve hasta la lejanía es un inmenso mar.
El sistema de navegación detecta la existencia de una costa. Nos dirigimos a ella.
¿Qué datos nos da el sistema?
Se trata de un amplio territorio montañoso, cubierto de abundante vegetación en forma de bosques de frondosos árboles. El terreno se eleva hacia el interior y a través de un largo valle discurre una corriente de agua, que llega hasta la costa.
Ya lo tenemos a la vista. Tripulación, prepárense para tomar tierra. Buscaremos algún claro en medio de esa inmensa selva.


El capitán de la nave escuchaba incrédulo las noticias de los tres comandos que había desplegado para estudiar a los posibles habitantes de aquel curioso planeta. Todos venían a decir lo mismo. Existían varios núcleos habitados formando una comunidad en el valle superior del río. Otros poblados ocupaban la zona próxima al mar. Estos eran predominantemente pescadores, mientras que los que vivían en el altiplano eran sobre todo agricultores y cazadores. Tenían muchos puntos en común. En cada aldea existía un jefe o reyezuelo, y cada comunidad era gobernada por una especie de Pequeño Emperador que habitaba en la mayor de las aldeas. Además, en todas las tribus había por lo menos uno o dos individuos a los que los demás respetaban y veneraban, a los que llamaban “sabios” o “chamanes”.

Hemos explorado a fondo un ancho valle, de unos ochenta kilómetros de largo, por cuyo centro corre un caudaloso río al que llaman Waghi. Las tribus que lo habitan se hacen llamar el pueblo Kuma, hablan todas el mismo idioma y tienen una cultura primitiva común. Precisamente en estos días están celebrando unas curiosas fiestas y en todas las aldeas siguen el mismo rito. Durante las noches se unen alrededor de una gran fogata y tras beber un brebaje que preparan según las instrucciones de aquellos a los que llaman “sabios”, danzan como locos al son de la música de primitivos instrumentos.
¡Qué curioso! Pero, ¿os han parecido peligrosos?
— ¿Peligrosos? En absoluto. No conocen la existencia ni el uso de los metales. Para sus armas, lanzas, arcos y flechas, utilizan sólo piedras y materias vegetales. Son una gente pacífica con un curioso conjunto de creencias animísticas. Creo que nos han tomado por dioses. Para que nos puedan recordar como tales les hemos obsequiado con una vieja palanca de maniobra de la nave.



El Emperador se puso en pie. Los representantes de la Confederación Galáctica esperaban en silencio. Algunos sonreían y se miraban entre sí. Era cosa sabida que el Coronel Wong y sus proyectos de “limpieza” no eran bien vistos por la mayoría de los senadores, y las noticias traídas por la misión parecían dejarle en entredicho.

Estoy seguro de que se cometió un error en la programación del viaje por el hiperespacio. Las coordenadas de espacio tiempo que les ofrecí debían llevarles al que ellos llaman su vigésimo siglo. Alguien debió manipularlas y les visitaron miles de años atrás.
Eso está descartado. Lo hemos verificado cuidadosamente.
¡Es imposible! En esa entidad temporal los habitantes de ese planeta poseen armas de destrucción masiva y constituyen un potencial peligro para la Confederación.
¿Llama usted armas de destrucción masiva a las lanzas y las flechas con puntas de piedra?
No. Me refiero a ingenios basado en la fusión nuclear.
¡Esos seres primitivos, esos pueblos ágrafos dominando la energía atómica!

El Emperador río y la mayoría de los senadores le hicieron coro. El coronel enrojeció y permaneció callado.

Mire, Coronel. Desmantele todo ese proyecto suyo de “Limpieza Galáctica”. Queda definitivamente suspendido. Y guarde sus cápsulas de antimateria por si un día nos ataca un enemigo de verdad.



Notas del diario de la antropóloga australiana Mary Ray, durante sus estudio de campo de las tribus Kuma, en Papua Nueva Guinea, en los años cincuenta del siglo XX:

16 de mayo : Hoy hemos visto algo que rompe todos los esquemas que teníamos sobre este pueblo. Hasta ahora lo considerábamos como una reliquia viviente del paleolítico superior. Pero tal vez debamos reconsiderar esta opinión. Para presenciar en vivo sus ceremonias he visitado la mayor de las tribus Kuma, situada al pie del Mount Hagen. Su gran jefe, Komuu-Nda me ha recibido y llevaba en la mano un curioso cetro… ¡metálico!. Pero lo más extraño es que ese cetro puede desmontarse y en su interior se ven innumerables módulos interconectados como en algo parecido a un sofisticado mecanismo eléctrico.

18 de mayo : Ha quedado aclarado el misterio del cetro de Komuu-Nda, pero nos hallamos ahora frente a un misterio todavía mayor y de mayor alcance. El buen hombre me ha relatado que el cetro es un regalo de los Dioses, que llegaron un buen día desde el cielo en un navío volador que flotaba en fuego y rugía como un trueno. Está claro que me habla de la antigua visita de unos seres extraterrestres.

20 de mayo : Parece increíble. Los Kuma se ofrecieron a llevarme al lugar donde se produjo la visita de los dioses. Les seguí a una meseta apenas cubierta por matorrales y allí vi perfectamente delimitada en la hierba la huella de una gran nave de forma elipsoidal. Pero por los restos quemados y el calor que todavía surge del suelo en algún punto es evidente que esa visita tuvo lugar hace poco tiempo. Tal vez unas semanas. ¡Lástima no haber estado aquí en aquellos momentos! Habría ofrecido a los visitantes una idea más exacta de nuestra cultura y nuestra civilización que la que sin duda se llevaron.


En este relato no hay setas, es cierto. Pero podía haberlas. De hecho en el borrador inicial llegué a mencionarlas pero desaparecieron al tener que limitar la longitud del texto a 1700 palabras, de acuerdo con las bases del concurso de Bubok. Porque tanto los Kuma, como el valle y el río Waghi, y el Mount Hagen existen realmente. Es más, existió también una antropóloga australiana que les visito en los años cincuenta del siglo XX que se llamaba Mary Ray. Cuando visitó aquellas tribus lo hizo porque un Misionero, el padre Gitlov, había mencionado que entre aquellas tribus se celebraban una vez al año unos curiosos ritos en los que una noche se bebían un brebaje en el que incluían determinados hongos (los hongos Nonda) y ello les desencadenaba una especie de "Locura", la "Locura comediante" de los Kuma.


Mucho tiempo ha pasado desde que escribí mi primer relato de ciencia ficción. Y también desde que inicié esta segunda época en mi camino como escritor, la del relato breve. Y observo que la ciencia ficción ha ido apareciendo aquí y allá en varios de mis relatos. H.P.G. era un típico relato de CF sobre la inteligencia artificial. Algo parecido podría decirse de Alex, mi cuento sobre el inquietante hijo biónico. También era CF el relato del viaje de Ewan y Weena al planeta superfeminista. Y el mismo Proyecto Hematófago, aún dentro del tema de los vampiros, es un relato de CF. Me pasan por la cabeza algunas ideas. ¿Un futuro libro sobre CF? ¿O un libro recopilatorio de mis relatos, agrupados por capítulos? Los habría de CF, de humor, de médicos, de historia y religión… Son proyectos nada más.

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