Preparemos el desfibrilador. La adrenalina intracardiaca si es preciso. Pero este blog hay que resucitarlo, caramba. ¡Más de siete meses sin escribir ni una palabra!
Sí, soy consciente de que no tiene mucho sentido crear un blog para tenerlo en hibernación permanente. Por eso he pensado que a partir de ahora puedo darle un nuevo sentido y una mayor utilidad. Voy a convertirlo en "mi blog literario".
Sin dejar cerrada la posibilidad de disponer de un espacio para la reflexión y el comentario sobre diversos temas de medicina, toxicología o micología, sin perder de vista que en cualquier momento puedo entrar en él para hacer un poco de catarsis y opinar sobre cualquier tema del día, ya sea deportivo, cultural o político, voy a dedicar el blog a mi faceta de escritor.
Ya sabéis que existe una plataforma de autoedición llamada Bubok. Allí, en sus foros, en sus concursos de usuarios, he ido subiendo algunos relatos breves. Incluso algunos poemas. Poco a poco voy a ir ofreciendo enlaces a todos ellos. Y en el futuro, cada vez que escriba un relato o un poema, (en cuanto sea posible desvelar su autoría) pondremos por aquí el correspondiente enlace. Por otro lado, aunque no son ninguna novedad, recuerdo que allí tengo dos libros (una novela y mi tesis doctoral) y un relato de ciencia ficción, que está en descarga gratuita.
Me gustaría compartir con los posibles visitantes de mi blog que ese relato está siendo descargado por anónimos internautas con una frecuencia que me ilusiona. Raro es el día que no se produce una descarga del mismo. En algunos días he visto como el contador aumentaba en dos e incluso en tres descargas. No sé si todos los que lo descargan llegan a leérselo. Pero puedo decir que algunos que lo han leído han tenido a bien comentarlo. Para ir dando contenido a esta nueva etapa del blog os iré comentando sobre los comentarios (¡vaya redundancia!).
Para este mi primer día de blog literario, en definitiva, comenzamos con el siguiente material:
1º : Recordemos a mis "hijos" literarios ubicados en bubok:
1-a : Mi novela "Tulán Zuivá" (tengo un proyecto en mente sobre ella. Lo estoy meditando).
1-b : Mi Tesis Doctoral.
1-c : Mi relato de ciencia ficción : DR82sP
2º : Dos relatos breves. En febrero de 2010 descubrí el concurso de usuarios de bubok. Me propuse participar en su certamen de tema "Escatológico" y escribí dos relatos. Como sólo se acepta un relato por autor en la fase de envío, opté por el más largo. En su primera versión (la que concursó) le faltaba algo de escatología, por lo que siguiendo algún comentario y consejo, lo amplié en su primera parte. El otro, en tono de humor, es una pequeña broma microbiológica. Estos son los relatos. Espero que os gusten:
No tengo ganas de ir hoy a
trabajar
No, no es pereza. Es que... mirad, será mejor que os lo explique
desde el principio.
Podría decirse que todo empezó con una gran explosión de mierda.
Suena mal, pero fue así. Hace unas cuantas semanas, como si hubiesen aparecido
por nuestro pueblo dos personajes de A.J. Cronin, dispuestos a mejorar la
salubridad de nuestra comunidad, a altas horas de la madrugada reventó el alcantarillado
del pueblo, lanzando una fétida lluvia sobre calles y viviendas. Heces
pestilentes e inmundas deposiciones, amalgamadas en un caldo de orines
nauseabundo pringaron aceras, paredes, balcones, ventanas, y en el caso de
algun edificio de escasa altura, incluso los tejados.
El sobresalto que causo la sorda explosión fue seguido por el asco y
la sorpresa. Algunos vecinos, que dormían con el balcón abierto, recibieron el
pestilente impacto de algún excremento humano más o menos sólido. Creo que
algunos de ellos han instalado aire acondicionado, y no abren ventanas o balcones
ni aun en las noches mas calurosas.
Hicieron falta varios días para retirar todo aquello, y algunos días más
para traer de nuevo al pueblo una relativa limpieza y un aceptable olor
ambiental. Sin embargo, creo que algunos tardaran años en olvidar su particular
noche escatológica.
Se especuló y mucho sobre las causas de la explosión. Algunos
aventuraron hipótesis poco serias: que si en el pueblo habíamos comido
demasiadas habas, o excesivo numero de bichos picantes, y que su presencia en
los desagües los había irritado. Lo cierto es que la investigación que llevo a
cabo el Ministerio de Sanidad no aporto luz sobre el asunto. Concluyó que
alguien debió verter algún poderoso combustible en la red de alcantarillado, y
que por alguna fermentación o putrefacción local se generó calor suficiente
para inflamarlo. Sin embargo, se descartó por completo tal vertido, después de
la exhaustiva búsqueda de envases o contendedores del supuesto fluido, búsqueda
que resultó totalmente infructuosa.
Pocos días después de aquella noche de ingrato y asqueroso recuerdo,
yo di con la respuesta. Al caer la tarde, después de llevar a cabo un pequeño
experimento en el laboratorio y camino de la cocina, entré en el excusado para verter
en la taza los restos de un fallido experimento (reconozco que siempre he sido
poco cuidadoso con los residuos de mis pequeños ensayos de química casera). Al
tirar de la cadena y ver desaparecer por el sifón aquel liquido verdoso, de súbito
se encendió una luz en mi memoria. ¡La noche antes de la explosión yo había
vertido, del mismo modo, el contenido de aquel frasco! Un par de litros de
aquella sustancia que había elaborado con la secreta ilusión de que fuese un
revolucionario agente catalizador, se habían ido por aquel orificio para ahogar
mis ilusiones en el sucio fondo de las alcantarillas.
Volví a mis libros de notas. Allí estaba. "Memoria sobre el catalizador
neutro".
Podía prepararlo de nuevo en pocos días. Y lo hice. Y lo probé con un nuevo
tipo de substratos... y la ilusión regreso. Mi catalizador, mi descubrimiento tenía
un potencial increíble.
Estuve durante varios días dándole vueltas al asunto en la cabeza,
pensando en lo que convenía y lo que no convenía hacer. Finalmente, decidí ponerme
en acción y buscar la mejor manera de sacar provecho de aquello. Y así fue como
llegue a un acuerdo con esa empresa química situada en las afueras del pueblo y
como, ayer mismo, firme un contrato privado con sus propietarios.
Mi entrevista con Mateo Almazar, gerente, propietario y director de
la división de nuevos productos de Químicas Almazar, fue lo que me decidió a
dar el paso. Al principio no me creyó y tuve que desarrollar ante él en forma
breve todo el proceso de mis experimentos y sus conclusiones – omitiendo el comprometedor
episodio de las alcantarillas. Finalmente le convencí de que aceptase probar mi
catalizador
neutro,
para ver si funcionaba realmente como yo le decía.
Tres pequeños ensayos, controlados totalmente por él, para evitar
cualquier artimaña mía – me dijo –, comenzaron a hacerle ver lo formidable de
mi descubrimiento. Añadió que lo pensaría, que debía hacer algunos números.
Finalmente, el viernes me llamó para decirme que estaba dispuesto a
poner en marcha mi proyecto para la aplicación del catalizador
neutro.
Y ayer nos reunimos en un despacho privado, Mateo Almazar, su socio Eufemio Cañizares,
y yo. Con muy buen criterio, se aseguraron de que estábamos solos en aquella
parte del edificio, pues convenía que nadie pudiese meter sus narices en nuestra
reunión.
—Como puede usted suponer, hemos de mantener en secreto por ahora
todo este asunto. Es mas, nadie, excepto usted y nosotros dos, conocerá nunca
el verdadero alcance del trabajo que desarrollaremos con su descubrimiento.
Mientras me hablaba, Mateo Almazar me miraba sonriente. Me indicó que
me sentara, y lo hice, frente a la gran mesa de despacho tras la cual se había
sentado él. Su socio nos miraba desde otra silla, junto a la mía. Era un
individuo bajo, enjuto y con una cara y una expresión poco agradables. Me miró,
y al hacerlo no pude evitar un escalofrío. Fue solo un instante, pero me pareció
ver algo en su mirada. Algo inquietante. Llevaba una carpeta en las manos. La abrió,
y sacó unos papeles.
—Aquí está el contrato privado, Mateo. Lo he leído y estoy de
acuerdo.
—Gracias, Eufemio. Este es nuestro trato. Iremos a partes iguales en
los beneficios. Los tres, como socios. Aunque, como puede usted ver, he
dispuesto que un dos por ciento se retire previamente y pase a la cuenta de Químicas
Almazar, como un fondo de reserva.
— ¿Puedo leerlo todo otra vez?— Pregunté, con algo de lógica preocupación.
Mateo Almazar me paso los papeles. Pareció que había leído mi
pensamiento, pues añadió: —Es el mismo texto que le envié ayer, puede estar
seguro. Léalo, de todos modos.
Así lo hice, y pocos minutos después firmábamos aquel documento
privado, en el que no se especificaba en ningún momento la naturaleza del
producto final de nuestro proyecto común, pero se garantizaban, de modo
explicito, los beneficios de los tres socios de la nueva sociedad que lo iba a
explotar en el futuro.
Y esta mañana han ocurrido varias cosas.
Confieso que algo como un frío presentimiento ha recorrido mi cuerpo
cuando, en las noticias del matinal, mientras desayunaba, me he enterado del extraño
accidente que ha sufrido el propietario de Químicas Almazar, cuando camino de
su planta química, su coche se ha salido de la carretera y ha caído por el puente
del río. Por lo visto se ha ahogado dentro del vehiculo.
Peor ha sido cuando al salir de casa, en el umbral, he visto reflejada
la imagen del bosque cercano en la puerta de brillante cristal frente a la mía,
y tras ver algo como un destello entre los árboles, un impacto tremendo ha
destrozado el cristal en el que, supongo que desde el bosque, alguien había
visto mi imagen reflejada. Por supuesto, he vuelto a entrar y he cerrado
puertas y ventanas...
Al quedar mi estudio en penumbra, la pantalla del monitor ha llamado
mi atención, con un parpadeante cuadro de dialogo en su centro: “Tienes un
e-mail”. He abierto mi programa de correo, y he recibido este sorprendente
mensaje:
"De: Anónimo
(Mensaje encriptado a 128 bits)
Soy un buen amigo, y debo advertirte que tu vida
corre peligro. No sé cómo, pero parece que habéis levantado las iras de gente
muy poderosa. Por lo visto, algo que llevabais entre manos con los de la Química Almazar no
les ha gustado nada. Tienen topos en todas partes, y por supuesto, los tienen también
aquí. Y me temo que sé quién es el topo... Ayer estuviste reunido con él. Sí,
me refiero a Cañizares. Mateo Almazar y tú hicisteis mal en poner algo en su
conocimiento. No sé el qué podéis haber tratado en vuestra reunión, pero por la
tarde marchó a Madrid, y me consta que se reunió en un hotel con varios
hombres, extranjeros, rodeados de guardaespaldas. En la puerta había un par de
limusinas con matrícula de los Emiratos Árabes. Y en ese mismo hotel, casualidad
o no, se alberga estos días una persona a la que, en círculos entendidos, se la
relaciona con el Club Bilderberg. Después, por la noche, he visto a un tipo de
aspecto sospechoso rondando la casa de Mateo Almazar. Tengo que avisar a Mateo,
también.
Escóndete. O mejor, huye. Huye, y cambia de
aspecto, de nombre, de vida... no tienes idea de a quiénes has tocado las pelotas.
Suerte, y hasta nunca, amigo mío.”
Y ahora estoy aquí, sentado en mi estudio, en penumbra, y debo
confesar que estoy atemorizado... Ahora que lo pienso... ¿Cómo no entendí que
mi descubrimiento, el catalizador neutro, podía resultar una
maldición mas que una bendición? ¿No era evidente que me iba a enfrentar a
gente con gran poder económico? ¿Cómo me pasó siquiera un instante por la
cabeza que un sistema sencillo y económico de transformación de las aguas
fecales residuales como el mío pudiese ser tolerado por aquellos que manejan el
poder del mundo en la sombra? Producir un combustible de primera calidad, capaz
de sustituir a la mejor de las gasolinas de automoción, a partir de esa
asquerosa y escatológica materia residual, podría hacer tambalearse los pilares
de la economía mundial...
Bien... supongo que ahora lo comprendéis mejor. No me apetece ir a
trabajar hoy... ni tan solo salir de casa, sabiendo que hay un francotirador ahí
enfrente, en el bosque, esperando para volarme la cabeza de un tiro.
Delirios de grandeza microbiana
(¡Coge
fibra!)
—Tu eres un bicho raro... deja de pensar en esas estupideces y coge
fibra, como yo.
—Tu si eres raro... déjame tranquilo con la fibra.
—Oye, ¿tú sabes para lo que estamos aquí? ¿No? Pues dale ya.
—Mira, no son estupideces. Estamos aquí para algo grande, tenemos una
misión. Yo creo que estamos destinados a cosas muy grandes. Pienso que vamos a
evolucionar, y con suerte, con alguna afortunada mutación aquí y allá, algún día
nuestros descendientes serán enormes reptiles con poderosos dientes que dominarán
la superficie del planeta.
—No digas tonterías y coge fibra, como yo. Y como los demás. ¿No nos
ves a todos trabajar? Haz el favor, deja de pensar en esas fantasías. Míranos, míranos
a todos...
— ¿Que hace el tío este? ¿Se va a estar escaqueando todo el tiempo? ¿Pero
qué se cree?
—Ya le he dicho yo, que coja fibra. Tiene no se que delirios de
grandeza... tío, coge fibra de una puñetera vez.
— ¡Coge fibra!
— ¡Dejadme tranquilos, vosotros y vuestra fibra! ¿Es que no lo entendéis?
Estoy seguro que somos el punto de partida de algo grande, de algo prodigioso.
Vamos a evolucionar. A partir de nosotros, tras sucesivos pasos evolutivos, nacerán
en el futuro árboles de mas de cien metros, que vivirán milenios.
— ¿Qué dice este tío?
—Joder, esta sonado. Mira, no toques más los cojones. Haz el favor de
coger fibra, como todo quisque.
— ¡Coge fibra!
— ¡Qué manía con la fibra! ¡No lo entendéis! Somos el punto de
partida de algo grande, y vamos a evolucionar. En siglos venideros, entre
nuestros descendientes se contarán enormes animales marinos que serán capaces
de navegar desde un extremo a otro del mayor de los océanos.
— ¡Coge fibra!
—Y con el paso de tiempo, como fruto de la perfecta evolución de
nuestros descendientes, como resultado del potencial que nos ha sido otorgado,
hermosos seres voladores surcaran los cielos. Algunos, pienso, serán capaces de
circunvalar el planeta en formidables rutas migratorias...
— ¿Pero que dice este tío?
—Oye, que estas mosqueando a los demás. Para ya, y coge fibra.
— ¡Coge fibra!
—Y aun hay más. Estoy seguro de que tenemos un destino más sublime.
Con el tiempo, algunos de nuestros descendientes serán seres formidables y tendrán
un enorme y evolucionado cerebro, que les permitirá dominar el mundo y
comprender el origen y el por qué de las cosas.
—Mira tío, o coges fibra de una puñetera vez o...
—Déjame a mi. Creo que necesita que le expliquemos algunas cosas... A
ver. ¿Tú qué crees que somos, qué crees que eres tú?
—Soy un ser unicelular pluripotencial, llamado a evolucionar y poblar
la tierra.
— ¡Claro que eres un ser unicelular! ¡Todos lo somos! Pero ni eres
una célula primigenia ni estas en una sopa primitiva en un planeta joven
desprovisto de vida... ¿Sabes dónde estás realmente? ¿Lo sabes?
—Pues creo que...
— ¡Estas en un colon, tío! ¡En un colon!
— ¿Un colon?
— Si, puñeta. Un vulgar intestino grueso, de un vulgar ser humano. ¿Y
sabes lo que eres, de verdad?
—Yo creo que soy...
— ¡Eres una repugnante y miserable bacteria intestinal! ¡Un bicho de
la caca, de las heces, de los excrementos, tío! Así que déjate de historias y
metaboliza fibra como todos los demás. Si no, al pájaro este le subirá el
colesterol o le saldrá un cáncer de colon.
Esto es todo por hoy.
Sayonara, babies. I'll be back. Sure.