miércoles, 15 de septiembre de 2010

Mi blog literario

           Preparemos el desfibrilador. La adrenalina intracardiaca si es preciso. Pero este blog hay que resucitarlo, caramba. ¡Más de siete meses sin escribir ni una palabra!
         Sí, soy consciente de que no tiene mucho sentido crear un blog para tenerlo en hibernación permanente. Por eso he pensado que a partir de ahora puedo darle un nuevo sentido y una mayor utilidad. Voy a convertirlo en "mi blog literario".
          Sin dejar cerrada la posibilidad de disponer de un espacio para la reflexión y el comentario sobre diversos temas de medicina, toxicología o micología, sin perder de vista que en cualquier momento puedo entrar en él para hacer un poco de catarsis y opinar sobre cualquier tema del día, ya sea deportivo, cultural o político, voy a dedicar el blog a mi faceta de escritor.

       Ya sabéis que existe una plataforma de autoedición llamada Bubok. Allí, en sus foros, en sus concursos de usuarios, he ido subiendo algunos relatos breves. Incluso algunos poemas. Poco a poco voy a ir ofreciendo enlaces a todos ellos. Y en el futuro, cada vez que escriba un relato o un poema, (en cuanto sea posible desvelar su autoría) pondremos por aquí el correspondiente enlace. Por otro lado, aunque no son ninguna novedad, recuerdo que allí tengo dos libros (una novela y mi tesis doctoral) y un relato de ciencia ficción, que está en descarga gratuita.

        Me gustaría compartir con los posibles visitantes de mi blog que ese relato está siendo descargado por anónimos internautas con una frecuencia que me ilusiona. Raro es el día que no se produce una descarga del mismo. En algunos días he visto como el contador aumentaba en dos e incluso en tres descargas. No sé si todos los que lo descargan llegan a leérselo. Pero puedo decir que algunos que lo han leído han tenido a bien comentarlo. Para ir dando contenido a esta nueva etapa del blog os iré comentando sobre los comentarios (¡vaya redundancia!).

    Para este mi primer día de blog literario, en definitiva, comenzamos con el siguiente material:

1º : Recordemos a mis "hijos" literarios ubicados en bubok:
1-a : Mi novela "Tulán Zuivá" (tengo un proyecto en mente sobre ella. Lo estoy meditando).
1-b : Mi Tesis Doctoral.
1-c : Mi relato de ciencia ficción : DR82sP

2º : Dos relatos breves. En febrero de 2010 descubrí el concurso de usuarios de bubok. Me propuse participar en su certamen de tema "Escatológico" y escribí dos relatos. Como sólo se acepta un relato por autor en la fase de envío, opté por el más largo. En su primera versión (la que concursó) le faltaba algo de escatología, por lo que siguiendo algún comentario y consejo, lo amplié en su primera parte. El otro, en tono de humor, es una pequeña broma microbiológica. Estos son los relatos. Espero que os gusten:


No tengo ganas de ir hoy a trabajar

No, no es pereza. Es que... mirad, será mejor que os lo explique desde el principio.

Podría decirse que todo empezó con una gran explosión de mierda. Suena mal, pero fue así. Hace unas cuantas semanas, como si hubiesen aparecido por nuestro pueblo dos personajes de A.J. Cronin, dispuestos a mejorar la salubridad de nuestra comunidad, a altas horas de la madrugada reventó el alcantarillado del pueblo, lanzando una fétida lluvia sobre calles y viviendas. Heces pestilentes e inmundas deposiciones, amalgamadas en un caldo de orines nauseabundo pringaron aceras, paredes, balcones, ventanas, y en el caso de algun edificio de escasa altura, incluso los tejados.

El sobresalto que causo la sorda explosión fue seguido por el asco y la sorpresa. Algunos vecinos, que dormían con el balcón abierto, recibieron el pestilente impacto de algún excremento humano más o menos sólido. Creo que algunos de ellos han instalado aire acondicionado, y no abren ventanas o balcones ni aun en las noches mas calurosas.

Hicieron falta varios días para retirar todo aquello, y algunos días más para traer de nuevo al pueblo una relativa limpieza y un aceptable olor ambiental. Sin embargo, creo que algunos tardaran años en olvidar su particular noche escatológica.

Se especuló y mucho sobre las causas de la explosión. Algunos aventuraron hipótesis poco serias: que si en el pueblo habíamos comido demasiadas habas, o excesivo numero de bichos picantes, y que su presencia en los desagües los había irritado. Lo cierto es que la investigación que llevo a cabo el Ministerio de Sanidad no aporto luz sobre el asunto. Concluyó que alguien debió verter algún poderoso combustible en la red de alcantarillado, y que por alguna fermentación o putrefacción local se generó calor suficiente para inflamarlo. Sin embargo, se descartó por completo tal vertido, después de la exhaustiva búsqueda de envases o contendedores del supuesto fluido, búsqueda que resultó totalmente infructuosa.

Pocos días después de aquella noche de ingrato y asqueroso recuerdo, yo di con la respuesta. Al caer la tarde, después de llevar a cabo un pequeño experimento en el laboratorio y camino de la cocina, entré en el excusado para verter en la taza los restos de un fallido experimento (reconozco que siempre he sido poco cuidadoso con los residuos de mis pequeños ensayos de química casera). Al tirar de la cadena y ver desaparecer por el sifón aquel liquido verdoso, de súbito se encendió una luz en mi memoria. ¡La noche antes de la explosión yo había vertido, del mismo modo, el contenido de aquel frasco! Un par de litros de aquella sustancia que había elaborado con la secreta ilusión de que fuese un revolucionario agente catalizador, se habían ido por aquel orificio para ahogar mis ilusiones en el sucio fondo de las alcantarillas.

Volví a mis libros de notas. Allí estaba. "Memoria sobre el catalizador neutro". Podía prepararlo de nuevo en pocos días. Y lo hice. Y lo probé con un nuevo tipo de substratos... y la ilusión regreso. Mi catalizador, mi descubrimiento tenía un potencial increíble.

Estuve durante varios días dándole vueltas al asunto en la cabeza, pensando en lo que convenía y lo que no convenía hacer. Finalmente, decidí ponerme en acción y buscar la mejor manera de sacar provecho de aquello. Y así fue como llegue a un acuerdo con esa empresa química situada en las afueras del pueblo y como, ayer mismo, firme un contrato privado con sus propietarios.

Mi entrevista con Mateo Almazar, gerente, propietario y director de la división de nuevos productos de Químicas Almazar, fue lo que me decidió a dar el paso. Al principio no me creyó y tuve que desarrollar ante él en forma breve todo el proceso de mis experimentos y sus conclusiones – omitiendo el comprometedor episodio de las alcantarillas. Finalmente le convencí de que aceptase probar mi catalizador neutro, para ver si funcionaba realmente como yo le decía.

Tres pequeños ensayos, controlados totalmente por él, para evitar cualquier artimaña mía – me dijo –, comenzaron a hacerle ver lo formidable de mi descubrimiento. Añadió que lo pensaría, que debía hacer algunos números.

Finalmente, el viernes me llamó para decirme que estaba dispuesto a poner en marcha mi proyecto para la aplicación del catalizador neutro. Y ayer nos reunimos en un despacho privado, Mateo Almazar, su socio Eufemio Cañizares, y yo. Con muy buen criterio, se aseguraron de que estábamos solos en aquella parte del edificio, pues convenía que nadie pudiese meter sus narices en nuestra reunión.

—Como puede usted suponer, hemos de mantener en secreto por ahora todo este asunto. Es mas, nadie, excepto usted y nosotros dos, conocerá nunca el verdadero alcance del trabajo que desarrollaremos con su descubrimiento.

Mientras me hablaba, Mateo Almazar me miraba sonriente. Me indicó que me sentara, y lo hice, frente a la gran mesa de despacho tras la cual se había sentado él. Su socio nos miraba desde otra silla, junto a la mía. Era un individuo bajo, enjuto y con una cara y una expresión poco agradables. Me miró, y al hacerlo no pude evitar un escalofrío. Fue solo un instante, pero me pareció ver algo en su mirada. Algo inquietante. Llevaba una carpeta en las manos. La abrió, y sacó unos papeles.

—Aquí está el contrato privado, Mateo. Lo he leído y estoy de acuerdo.
—Gracias, Eufemio. Este es nuestro trato. Iremos a partes iguales en los beneficios. Los tres, como socios. Aunque, como puede usted ver, he dispuesto que un dos por ciento se retire previamente y pase a la cuenta de Químicas Almazar, como un fondo de reserva.
— ¿Puedo leerlo todo otra vez?— Pregunté, con algo de lógica preocupación.
Mateo Almazar me paso los papeles. Pareció que había leído mi pensamiento, pues añadió: —Es el mismo texto que le envié ayer, puede estar seguro. Léalo, de todos modos.
Así lo hice, y pocos minutos después firmábamos aquel documento privado, en el que no se especificaba en ningún momento la naturaleza del producto final de nuestro proyecto común, pero se garantizaban, de modo explicito, los beneficios de los tres socios de la nueva sociedad que lo iba a explotar en el futuro.


Y esta mañana han ocurrido varias cosas.

Confieso que algo como un frío presentimiento ha recorrido mi cuerpo cuando, en las noticias del matinal, mientras desayunaba, me he enterado del extraño accidente que ha sufrido el propietario de Químicas Almazar, cuando camino de su planta química, su coche se ha salido de la carretera y ha caído por el puente del río. Por lo visto se ha ahogado dentro del vehiculo.

Peor ha sido cuando al salir de casa, en el umbral, he visto reflejada la imagen del bosque cercano en la puerta de brillante cristal frente a la mía, y tras ver algo como un destello entre los árboles, un impacto tremendo ha destrozado el cristal en el que, supongo que desde el bosque, alguien había visto mi imagen reflejada. Por supuesto, he vuelto a entrar y he cerrado puertas y ventanas...

Al quedar mi estudio en penumbra, la pantalla del monitor ha llamado mi atención, con un parpadeante cuadro de dialogo en su centro: “Tienes un e-mail”. He abierto mi programa de correo, y he recibido este sorprendente mensaje:

"De: Anónimo
(Mensaje encriptado a 128 bits)
Soy un buen amigo, y debo advertirte que tu vida corre peligro. No sé cómo, pero parece que habéis levantado las iras de gente muy poderosa. Por lo visto, algo que llevabais entre manos con los de la Química Almazar no les ha gustado nada. Tienen topos en todas partes, y por supuesto, los tienen también aquí. Y me temo que sé quién es el topo... Ayer estuviste reunido con él. Sí, me refiero a Cañizares. Mateo Almazar y tú hicisteis mal en poner algo en su conocimiento. No sé el qué podéis haber tratado en vuestra reunión, pero por la tarde marchó a Madrid, y me consta que se reunió en un hotel con varios hombres, extranjeros, rodeados de guardaespaldas. En la puerta había un par de limusinas con matrícula de los Emiratos Árabes. Y en ese mismo hotel, casualidad o no, se alberga estos días una persona a la que, en círculos entendidos, se la relaciona con el Club Bilderberg. Después, por la noche, he visto a un tipo de aspecto sospechoso rondando la casa de Mateo Almazar. Tengo que avisar a Mateo, también.
Escóndete. O mejor, huye. Huye, y cambia de aspecto, de nombre, de vida... no tienes idea de a quiénes has tocado las pelotas.
Suerte, y hasta nunca, amigo mío.

Y ahora estoy aquí, sentado en mi estudio, en penumbra, y debo confesar que estoy atemorizado... Ahora que lo pienso... ¿Cómo no entendí que mi descubrimiento, el catalizador neutro, podía resultar una maldición mas que una bendición? ¿No era evidente que me iba a enfrentar a gente con gran poder económico? ¿Cómo me pasó siquiera un instante por la cabeza que un sistema sencillo y económico de transformación de las aguas fecales residuales como el mío pudiese ser tolerado por aquellos que manejan el poder del mundo en la sombra? Producir un combustible de primera calidad, capaz de sustituir a la mejor de las gasolinas de automoción, a partir de esa asquerosa y escatológica materia residual, podría hacer tambalearse los pilares de la economía mundial...

Bien... supongo que ahora lo comprendéis mejor. No me apetece ir a trabajar hoy... ni tan solo salir de casa, sabiendo que hay un francotirador ahí enfrente, en el bosque, esperando para volarme la cabeza de un tiro.








Delirios de grandeza microbiana
(¡Coge fibra!)

—Tu eres un bicho raro... deja de pensar en esas estupideces y coge fibra, como yo.
—Tu si eres raro... déjame tranquilo con la fibra.
—Oye, ¿tú sabes para lo que estamos aquí? ¿No? Pues dale ya.
—Mira, no son estupideces. Estamos aquí para algo grande, tenemos una misión. Yo creo que estamos destinados a cosas muy grandes. Pienso que vamos a evolucionar, y con suerte, con alguna afortunada mutación aquí y allá, algún día nuestros descendientes serán enormes reptiles con poderosos dientes que dominarán la superficie del planeta.
—No digas tonterías y coge fibra, como yo. Y como los demás. ¿No nos ves a todos trabajar? Haz el favor, deja de pensar en esas fantasías. Míranos, míranos a todos...
— ¿Que hace el tío este? ¿Se va a estar escaqueando todo el tiempo? ¿Pero qué se cree?
—Ya le he dicho yo, que coja fibra. Tiene no se que delirios de grandeza... tío, coge fibra de una puñetera vez.
— ¡Coge fibra!
— ¡Dejadme tranquilos, vosotros y vuestra fibra! ¿Es que no lo entendéis? Estoy seguro que somos el punto de partida de algo grande, de algo prodigioso. Vamos a evolucionar. A partir de nosotros, tras sucesivos pasos evolutivos, nacerán en el futuro árboles de mas de cien metros, que vivirán milenios.
— ¿Qué dice este tío?
—Joder, esta sonado. Mira, no toques más los cojones. Haz el favor de coger fibra, como todo quisque.
— ¡Coge fibra!
— ¡Qué manía con la fibra! ¡No lo entendéis! Somos el punto de partida de algo grande, y vamos a evolucionar. En siglos venideros, entre nuestros descendientes se contarán enormes animales marinos que serán capaces de navegar desde un extremo a otro del mayor de los océanos.
— ¡Coge fibra!
—Y con el paso de tiempo, como fruto de la perfecta evolución de nuestros descendientes, como resultado del potencial que nos ha sido otorgado, hermosos seres voladores surcaran los cielos. Algunos, pienso, serán capaces de circunvalar el planeta en formidables rutas migratorias...
— ¿Pero que dice este tío?
—Oye, que estas mosqueando a los demás. Para ya, y coge fibra.
— ¡Coge fibra!
—Y aun hay más. Estoy seguro de que tenemos un destino más sublime. Con el tiempo, algunos de nuestros descendientes serán seres formidables y tendrán un enorme y evolucionado cerebro, que les permitirá dominar el mundo y comprender el origen y el por qué de las cosas.
—Mira tío, o coges fibra de una puñetera vez o...
—Déjame a mi. Creo que necesita que le expliquemos algunas cosas... A ver. ¿Tú qué crees que somos, qué crees que eres tú?
—Soy un ser unicelular pluripotencial, llamado a evolucionar y poblar la tierra.
— ¡Claro que eres un ser unicelular! ¡Todos lo somos! Pero ni eres una célula primigenia ni estas en una sopa primitiva en un planeta joven desprovisto de vida... ¿Sabes dónde estás realmente? ¿Lo sabes?
—Pues creo que...
— ¡Estas en un colon, tío! ¡En un colon!
— ¿Un colon?
— Si, puñeta. Un vulgar intestino grueso, de un vulgar ser humano. ¿Y sabes lo que eres, de verdad?
—Yo creo que soy...
— ¡Eres una repugnante y miserable bacteria intestinal! ¡Un bicho de la caca, de las heces, de los excrementos, tío! Así que déjate de historias y metaboliza fibra como todos los demás. Si no, al pájaro este le subirá el colesterol o le saldrá un cáncer de colon.




Esto es todo por hoy.


Sayonara, babies. I'll be back. Sure.

viernes, 12 de febrero de 2010

La vida sigue

Estamos ya en febrero, y la vida sigue.
Ya disponibles en mi página pública de autor en bubok mi tesis doctoral y mi novela de aventuras arqueológicas Tulán Zuivá, sólo para compra on line, he pensado añadir otras cosas. Estoy preparando un libro de relatos cortos, que estará disponible en descarga gratuita como pdf. De momento he colocado un primer relato (de ciencia ficción) en esa modalidad de descarga: DR82sP. Se trata de un relato escrito hace tiempo, pero revisado y ligeramente ampliado para su publicación. No es excesivamente original en algunos de sus planteamientos, pero creo que es lo bastante bueno para que los posibles lectores lo disfruten un poquito.

El trabajo en el Hospital sigue como siempre, y el año no pinta mal es ese sentido. Por cierto, de los pocos ejemplares de mi novela que he vendido, salvo dos honrosas excepciones de venta on line, los demás me los han comprado amigos y conocidos del hospital, a los que les he podido ofrecer el libro a precio de coste, pues compré quince ejemplares para regalos o venta directa. Espero que no se arrepienta nadie de haber gastado 20 euros en mi novela. Y de la tesis debo decir que por internet, on line, me han comprado tres ejemplares. Lo cual me parece bastante bien, ya que no he hecho hasta ahora nigún tipo de promoción explícita.

Y una nota sobre los foros de bubok: en las últimas semanas participo ocasionalmente en ellos, pues he hallado allí un espacio para exponer opiniones e ideas que aquí en mi blog, por ejemplo, no tendrían el número de lectores que tienen en el foro.

Otro día más. No dejeis de vistar mi página en bubok.

martes, 19 de enero de 2010

Sobre mis libros autoeditados en bubok

De mis dos libros autoeditados en bubok debe decir que la tesis incluye una revisión histórica sobre los hongos, que puede resultar interesante para no médicos, pero no toca el tema de los hongos enteógenos.
En cambio mi novela nació de mi deseo de escribir, precisamente, sobre los hongos enteógenos. Pero el hacerlo me llevó paulatinamente al hallazgo de otros muchos temas relacionados aun más apasionantes. Los hongos juegan un papel en algún momento aquí y allí en mi relato, en algún caso un papel fundamental, pero mis personajes tiene la fortuna de hallar respuestas o posibles explicaciones a cosas como el parecido entre el nombre del soma de los escritos védicos (Aja ekapad = el no nacido de un solo pie) y el del dios maya Kakulhá Hur Akán (Hur Akán = de un solo pie). Temas como la fuente común de conocimiento de las civilizaciones antiguas, las causas del colapso de la cultura maya en el siglo X de nuestra era, o el significado de las misteriosas inscripciones halladas en una estela en el sitio arqueológico de Cobá, con cuatro fechas, la última la del solsticio de invierno del 2012, son analizados en el curso de la novela. También el significado de las esvásticas de cobre halladas en los túmulos de Hopewell en Ohío, o el por qué hay imágenes de Amanita muscaria en algunos frescos coloreados mejicanos, cuando en realidad esta seta es rarísima en esas latitudes, y por supuesto no tiene el poder que tienen las formas septentrionales.